sábado, 9 de mayo de 2009

CANCIÓN DE UNA SIRENA


Cítara enigmática que tallas mi figura,

adoro tu suave melodía cuando me rozas.

Sinfonía de besos febriles,

adormeces mis sentidos en la noche.

Déjame describirte el silencio insonoro,

báñate en mis húmedos sueños.


Ángel caído que brotas de la penumbra,

música celestial eterna en mis oídos,

susurro inmenso de tus labios,

Bach, te acompaña, armonía etérea suena.


Opiáceo hipnótico,

efecto aturdidor nocturno,

enredadera envolvente,

afrodisíaco divino,

en el éxtasis de tu aliento perezco.


Sueño de una noche de verano inmortal,

recibe Shakespeare unas líneas de pureza.

Bebe de mi fuego candente,

ensueño sibilino seductor,

llévame redentor, al con fin de tu universo.



Apocalipsis efímero en tus músculos abrasadores,

apagas mi bestia salvaje.

Oración ciega en tu templo sagrado,

adoración hermosa, voz de mis entrañas.


Rocío de la mañana gélida,

anuncias tu llegada esperada,

gracia divina,

en mi corazón latente te espero.


Fría tarde de invierno,

puente romano bajo nuestros pies,

pequeño lugar sagrado en el alma,

mi vida en unos segundos congelada.


Exquisito sabor de tus labios,

mirada incandescente,

manos aterciopeladas,

cuerpo perenne sobre el mío candente.


Amor te profeso,

amor te deseo,

amor en mis venas cortantes siento.


Por ti, ahogo mis gritos,

por ti, mi alma enmudece,

En ti, una vida de ensueño rozo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario